El buen trato en la
educación Infantil y sus beneficios

El buen trato en la educación Infantil y sus beneficios

El buen trato se refiere a todas las estrategias y pautas de crianza inspiradas en el amor y el respeto hacia sí mismo y hacia los demás. Hablamos de una educación del buen trato tanto en casa como en el jardín, en donde los niños son amados, respetados y educados para potenciar sus habilidades. Los niños crecen felices, expresando creatividad, amor por el aprendizaje y alta inteligencia emocional. El buen trato, por tanto, promueve una educación para la vida y la paz de los seres humanos. Incentiva valores morales y éticos y genera conciencia colectiva.

A través del buen trato se busca que los niños desarrollen autorregulación y discernimiento de lo asertivo e inasertivo, que puedan distinguir lo que les conviene, lo que es saludable para ellos y para la sociedad, que tengan inteligencia emocional y sepan manejar sus emociones y resolver conflictos. Es una educación que intenta contrarrestar la violencia, porque favorece la responsabilidad, el respeto y la conciencia social.

El buen trato comprende pautas de crianza con rutinas y hábitos saludables, estableciendo buenas costumbres en los niños de alimentación, sueño, autocuidado y manejo del tiempo libre. Igualmente, resulta muy importante la comunicación asertiva e intencional que fomente el diálogo, las conversaciones y la escucha activa como parte de la resolución de conflictos y la promoción de la paz. Lógicamente, incluye el respeto en la manera de corregir y disciplinar a los niños, omitiendo violencia, insultos, golpes, intimidación y abusos de cualquier tipo. También se trata de evitar la negligencia paterna o materna.

Cuando se educa con respeto, paciencia y autoridad, los niños y niñas crecen sin temores, fobias ni terrores infundados. El buen trato, en lugar de intimidar y amedrentar, busca que los niños confíen en sí mismos y en sus cuidadores. De esta manera, conciben un mundo en el cual encuentran su lugar y se sienten capaces de influenciarlo positivamente.

Si queremos educar el buen trato en nuestros hijos, debemos empezar por ordenar sus rutinas y hábitos, manejar prudentemente sus pataletas y berrinches, promover su autonomía e independencia en hábitos básicos, y generarles espacios de socialización para que aprendan a resolver conflictos. Hablarles de forma prudente, no violenta, con tolerancia y ejemplo de respeto cultural y social, proveerles ambientes saludables, pacíficos y adaptados a sus necesidades y, sobre todo, ser los mejores y mayores ejemplos de paz, paciencia, gozo y convivencia ciudadana. Nuestros niños son únicos. Aunque tengan particularidades, es necesario educarlos sin dramas, con naturalidad, madurando paulatinamente su carácter. Es un privilegio y un deber de todos los padres, por eso, debemos aprovechar el día a día y todas las experiencias para educar emocional, moral y cognitivamente para que puedan disfrutar socialmente.

Ana Hilda Cruz Sanabria

Psicóloga

¿Cómo se puede estimular?

  • Use lenguaje claro y sencillo que sea fácil de imitar.
  • Demuestre al niño que para usted lo que él tenga que decir es muy importante al pedirle que repita lo que no pueda entender por completo. Por ejemplo, «Sé que quieres un bloque. Dime otra vez qué bloque quieres.»
  • Ayude al niño a expandir su vocabulario. Introduzca nuevas palabras leyéndole libros que tengan una oración sencilla en cada página.
  • Nombre objetos y describa las ilustraciones del libro. Presente sinónimos para las palabras familiares (ej., mami, mujer, señora) y use el nuevo vocabulario en oraciones para ayudar al niño a aprender las palabras en su contexto.
  • Ponga objetos dentro de un cubo y pida al niño que los saque de uno en uno, diciendo cómo se llaman. Repita lo que el niño diga y añada información adicional: «Esto es un cepillo. Sara se peina el cabello». Saque los objetos del cubo y ayude al niño a agruparlos por categoría (ropa, alimentos, artículos para dibujar, etc.).
  • Recorte fotos de revistas viejas y haga un álbum de objetos familiares. Ayude al niño a pegar las fotos en el álbum. Practiquen a nombrar lo que ilustran las fotos, usando gestos y palabras para demostrar cómo usar los objetos.
  • Miren fotos de la familia e indiquen quién aparece en las mismas. Use frases y oraciones sencillas para describir lo que ilustran las fotos (ej., «Raúl nada en la piscina»).
  • Haga que el niño tome decisiones al contestar preguntas, en vez de hacer preguntas que pueda contestar simplemente con un «sí» o un «no». Por ejemplo, pregunte «¿Quieres un vaso de agua o un vaso de leche?» en vez de preguntar «¿Quieres leche?, ¿Quieres agua?». 
  • Continúen cantando canciones y recitando rimas infantiles. Estos juegos y canciones enseñan al niño sobre los ritmos y sonidos del lenguaje.

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