Criar a los hijos desde la crianza positiva implica educar y modelar el respeto y el amor, se trata de desarrollar en ellos la capacidad de ser empáticos, comprensivos con los demás, responsables con su propia vida, y literalmente felices. Y precisamente para lograr esto, el ejemplo y modelado de los padres y cuidadores es básico, la crianza positiva demanda que los padres se muestren resilientes ante sus hijos, que sean tolerantes, respetuosos, responsables en su rol de padre, de pareja y como personas.

Igualmente, una de las características de la crianza positiva es el conocimiento que los padres tienen de la etapa psico-evolutiva por la cual están pasando sus hijos, son padres y cuidadores que conocen las necesidades integrales de los niños y por supuesto actúan con mayor entendimiento, respeto y comprensión de sus procesos, de sus conductas y de sus necesidades.  Por esto, algunos autores definen la crianza positiva como crianza respetuosa.

Las ventajas de educar a los niños desde este contexto, es que los niños se sienten comprendidos, los padres colocan límites justos, funcionales y prácticos en los hijos. Esto por supuesto da seguridad a los niños y evita en ellos conductas y comportamientos problemáticos como agresión, hiperactividad, o las dificultades de aprendizaje, en los padres genera un vínculo seguro positivo con sus hijos y por consiguiente, un involucramiento parental significativo y adecuado.

A diferencia de lo que algunos puedan creer, la crianza positiva si establece límites, refuerza conductas pro-sociales en los niños como hacer los deberes escolares, ayudar en tareas domésticas, recoger juguetes, expresar conductas colaborativas en el jardín, lógicamente para lograr esto, el ejercicio de la autoridad prestigio, facilita estos objetivos.

Cuando los niños desarrollan habilidades pro sociales, tienen hábitos y rutinas escolares, personales y familiares establecidas, actúan con mayor seguridad, su autoestima se mantiene en equilibrio positivo, se vuelven más resilientes, por consiguiente, son menos propensos al Bullying en cualquiera de sus formas, son menos propensos a las crisis existenciales, de identidad y son menos propensos a trastornos mentales o del estado del ánimo como la depresión, etc.